Sobre la homosexualidad

Foto: Braden Summers

Me resulta tremendamente complejo escribir esta entrada. Y no, no es porque tenga ningún problema con este tema, simplemente porque… ¿tú escribirías algo sobre «las personas pelirrojas»? ¿o sobre «los hombres con ojos azules»? ¿lo ves importante? ¿verdad que no? Pues eso me pasa a mí.

La condición sexual de una persona, salvo que desees tener relaciones con él o ella, no debería ser más trascendente que su color de ojos o su color de pelo, un aspecto más de su persona, sin más. No debería dar para entradas de blog, charlas, libros o conferencias, ni siquiera para conversaciones de bar más largas que «hay que ver cómo llovió ayer» (que en Murcia eso ya da para mucho) o «mañana tengo que llevar el coche al taller».

Al menos, esa es la idea que he tenido siempre en mi cabeza. Sin embargo, hace tiempo que me di cuenta de que el mundo no es como lo que tengo en la cabeza. Esta sociedad discrimina al colectivo homosexual (cuando no lo acosa, lo detiene o directamente lo asesina) y lo justifica con argumentos absolutamente peregrinos (como toda «fobia»). Pero entonces llegamos al segundo problema que tengo con este asunto: no sé discutir lo obvio. Si alguien te dice que una pared es blanca y sin embargo tú sabes que es verde ¿cómo lo debates? Si no hay un problema de visión o desconocimiento acerca de cómo se llaman los colores, pocas formas conozco de salir de ese atolladero; porque la gente no siempre quiere saber la verdad, simplemente se encierra en lo que le hace sentirse cómoda, aunque sea falso.

Me da perezca discutir tópicos, bulos y similares. Me da pereza insistir sobre que la condición sexual es eso, una condición, y no una elección (y que aunque lo fuera, daría igual) y menos una enfermedad; que los estereotipos no existen: que hay gays super buena gente y auténticos hijos de puta, creativos y zafios, con buen gusto y los que dan ganas de acompañarles a comprar ropa, fieles y promiscuos, votantes del PSOE, del PP, de los demás partidos y de ninguno, ateos y devotos, deportistas y politoxicómanos, ricos y pobres, peluqueros e ingenieros, sanos y enfermos… exactamente igual que hay heteros de todos los colores; que la condición sexual se lleva por dentro y también se expresa por fuera; que el día orgullo es más que necesario en una sociedad que discrimina; que el amor o el matrimonio no es de primera o de segunda según el sexo de los implicados; que hay muchos tipos de familias; que… y así un largo etcétera.

Por eso, como en todo, prefiero educarte con el ejemplo y no con palabras, tratando a todo el mundo con el respecto y la empatía que se merezca (sea mucha o poca, pero que depende de cómo se comporte cada uno y no de su naturaleza) esperando que tú aprendas a hacer lo mismo.

Y llegará un día que habrá que hablar de tu condición sexual, que todavía no la sé; cuando tú quieras, si es que quieres, porque igual ni siquiera es necesario, porque ya la sepa o porque ni siquiera importe. La pareja que elijas (ya te lo aviso) seguramente no me parecerá suficiente, pero eso es amor (u orgullo) de padre, no dependerá del sexo que tenga quien escojas compartir tu vida. Y si descubres (o descubrimos) que tu condición sexual se aleja de la «normalidad», me preocupará, sí, pero porque sé que te tendrás que enfrentar en mayor o menor medida al rechazo de al menos una parte de esta sociedad; y también me enfadará, sí, pero porque eso es injusto. Y ante esa situación no puedo decirte que sé como te sentirás ni a qué te vas a enfrentar, yo he tenido que pelear con otras discriminaciones (esta sociedad discrimina a muchos colectivos) pero no con esa. Así que lo único que puedo decirte es que comprenderé algunas cosas y otras me las tendrás que explicar, pero que en cualquier caso no estarás solo: estaré ahí contigo, para luchar juntos.

Texto: Abel Laborda. Septiembre 2018.

0. Introducción a un libro por escribir.
1. No aceptes consejos, sobre todo de tu padre.
2. Aprende a tomar decisiones.
3. Sobre el duelo.
4. De tu abuelo (I).
5. De tu abuela (I).
6. De tu abuelo (II).
7. De tu abuela (II).
8. De tu abuelo (III).
9. De tu abuela (III).
10. Con la iglesia hemos topado.
11. Viaja todo lo que puedas.
12. La charla.
13. Sobre la homosexualidad.
14. Chantaje emocional y otras toxicidades.

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